«Desarmando» mitos… Contra el desarme social

Publicado: 18 enero, 2013 en Actualidad, Pensamiento

Los que se considerarían «Anti-armas», están de enhorabuena. Tras las mediáticas y televisivas últimas matanzas, sus argumentos parecen incontestables. Un derecho como el de poseer armas de fuego -sí, un derecho-, está en entredicho por la fuerza cansina de la repetición de argumentos a primera vista lógicos, pero que tras un minucioso análisis suelen sorprender a más de uno. Hoy trataré de posicionar el debate en la realidad exacta.

Evidentemente se suele utilizar para la discusión el «caldero» del asunto, y este no es otro que los EEUU. Para muchos la asociación entre armas de fuego y violencia, es un hito ineludible, y la cifra estadísticas de 30000 muertos por arma de fuego, se vierte en el debate sin demasiado rigor. Error sería mencionar los 300 millones de habitantes para con ello, tratar de minimizar la cifra frente a la realidad demográfica de un país-continente. Ni mucho menos. Realmente voy a tratar de desgranar la cifra «mágica» de los anti-armas, puesto que asi mencionada, figura en el subconsciente de muchas personas como si fueran todas víctimas de desaprensivos armados, que en arrebatos de locura, deciden limpiar escuelas o supermercados. Ni por asomo la cifra tiene que ver. Por supuesto que son «muertes por arma de fuego», pero con muchísimos matices.

La primera sorpresa de esta luctuosa cifra, es que es tan verídica como aséptica. Indagando sobre la misma, busqué en primer lugar, cual era el mayor porcentaje de todos cuanto se componía. Para sorpresa, en las «muertes por arma de fuego», se incluían los suicidios perpetrados con estas, y cuya cantidad tiraba de espaldas; de las 30000 víctimas, el 52 % se podrían denominar a la soviética; auto-asesinatos. Esto quiere decir que ya serían 15000. Además no es Estados Unidos, un país de suicidas armados. La cantidad de suicidios, tiene una tasa alta, pero en nada cercana a países como Suecia, Japón o Corea. Ni siquiera valdría pues, la absurda propuesta de que son las armas las que facilitan el suicidio, puesto que no encabezar porcentualmente la estadística particular, deja claro que el suicida no necesita de las armas para caer inducido en la muerte, solamente la necesidad de acabar con su vida. Esto es otra discusión.

Obama

Obama está siendo un presidente nefasto. Nadie en los EEUU duda ya de que hace falta una «regeneración» obligada mediante los republicanos. Su populismo en nada ha mejorado la situación estadounidense. Evidentemente como presidente saliente, legislará hasta el final…

Pasado este punto, pasé al siguiente motivo de las «30000 víctimas». Resulta que del restante algo menos de la mitad se debía a la acción directa de la propia delincuencia, abarcando bandas callejeras, tráfico de drogas, ajustes de cuentas, homidios varios. A resumidas cuentas, de la abultadísima cifra inicial cacareada por los anti-armas, de 30000 víctimas, ya vamos aproximándonos a la realidad de 9000, y 21000 que no lo eran tanto. Cuando menos no del modo inicialmente planteado. Realmente desgranado el asunto, las cifras ya nos aproximan a una media mucho más razonable. Incluso sorprendente en el caso de que comparada con determinados países de sudamérica, dónde paradójicamente si existen restricciones, aunque las armas circulan con facilidad, son de verdaderos colegiales. Aún así las cifras son las cifras y aunque se superara en una sola décima las estadísticas de la mítica UE -nótese la ironía- estas bastarían para reanudar la dialéctica asociativa de armas=muerte.

La sorpresa europea: Suiza, país más armado del continente.

Toda asociación de violencia y armas inseparables, se viene abajo ante la aparición en escena del ejemplo suizo. Paradójicamente, el pequeño país helvético, posee una tasa de armas en su población, que de no ser porque en el caso EEUU, nos enfrentamos a lucha ideológica de primero de geopolítica, saltarían todas las alarmas. Y es que Suiza mantiene armada al 35 por cierto de su población; esto es casi tres millones habitantes de los practicmente ocho que tiene.

El por qué de la situación no es otro que es el propio estado helvético el que patrocina esta situación. Recordemos que en Suiza el servicio militar todavía existe, y se comprende de un periodo de veintidos semanas a cumplir antes de los treinta años de edad. El estado asigna a los reservistas un arma corta y otra larga, normalmente una pistola automática, y lo que consideraremos un fusil de asalto. Podría parecer necesidad defensiva del país, pero para colmo de males, las armas asignadas pertenecen físicamente a sus receptores a perpetuidad, solo ellos decidiendo mantenerlas sí o no, al finalizar su periodo militar. Con esta tradición, tampoco es de extrañar que las armas «libres», esto es, aquellas compradas particularmente por los suizos, también tengan cifras bárbaras. Recordaré para quién lo desconozca, que el deporte nacional suizo es el tiro y que incluso la mayor competición en cuanto a número de participantes referente a esta modalidad congrega en el país a un cuarto de millón de participantes. ¿Asociando armas y violencia, al uso americano, entónces debería ser suizo un verdadero cementerio?

ejercito_suizo

Y a muchos sorprende que Suiza sea practicamente una Neo-Esparta. Armados hasta los dientes, sin embargo, no han tenido la necesidad de alborotar, ni mucho menos participar de la sangrientas guerras europeas y mundiales desde su última guerra en 1815. La violencia en nada se ve favorecida por la exisencia o no de armas. Por contra si es un matiz a tener en cuenta en favor de los buenos gobiernos. ¿Casualidad? No existen…

Queda claro que no. Suiza no solo tiene tasas que dejarían en evidencia a a cualquier país «europeo» en referente a lo económico, sino que en lo que nos ocupa, tiene el honor de poseer cifras tan ventajosas como la menor tasa de criminalidad y casi nulo en lo referente a los accidentes de armas de fuego. Suiza teniendo una constitución casi «espartana», donde cada ciudadano tiene el «puñal y la lanza» en el armario, se muestra de lo más civilizado.

Paradójicamente siendo un caso tan cercano, muchísima gente absolutamente lo desconoce, y se me niega la mayor. De la incredulidad, pasan a la sorpresa. No pueden asimilar que el país más armado civilmente de europa, con una tasa que en nada tiene que envidiar a la de los Estados Unidos, y jamás sea objetivo de las noticias luctuosas. Realmente solo este caso, debería llamar muchísimo la atención. Realmente no interesa, puesto que tras las armas se esconden debates de muchísimo mayor calado. Simplemente son una excusa.

¿En que mejoran las armas la situación?

Realmente plantear esta pregunta es de lo más necesario. Pero la haría desde otro punto de vista. Nación X, armada hasta los dientes. Tasa de desempleo en torno al 26 por ciento de la población, niveles de corrupción política altísimos, escasos visos de mejora a corto plazo… ¿Les suena? A mi tampoco… Evidentemente la situación sería realmente una verdadera olla a presión, e indudablemente política e institucionalmente insostenible.

Es casual que las dos naciones más armadas, ¡¡¡Tengan gobiernos de calidad y niveles de vida elevadísimos!!! Nótese la ironía. Evidentemente una sociedad armada tiene entre sus inconvenientes que no se le puede estar constantemente estafando y engañando. De lo contrario el malestar se tornaría en una situación incontrolable. Para botón de muestra, decir que los países armados hasta las cejas, no han necesitado cambios políticos ni revoluciones sociales suceptibles. Realmente como sociedades han funcionado. Se hace evidente que en discurso armamentístico, no cabe la realidad. Los intereses ocultan tanto clásico anti-americanismo, como el paternalismo conservador del totalitarismo. De un lado gusta mostrar a los EEUU como una sociedad infantil y fracasada, cuando paradójicamente todos los países aspiran a aproximarse siquiera a la mayor potencia mundial. De otro, es evidente que aquellos que viven en los estados de la política como medio de vida, el mal gobierno como modus operandi, jamás podrían plantearse una sola ventaja de una sociedad armada.

Moverse en lo entresijos de un sistema clientelar, absurdo e inoperante, causa temores más que razonables. Lógicamente la sola mención a un pueblo libre de armarse, conlleva grandes debates y mayores temores. ¿Imaginan subidas de impuestos brutales, corrupción institucionalizada, injusticias crónicas o criminalización de la sociedad civil en Suiza o los Estados Unidos? Es imposible. Por contra, los países desarmados socialmente, viven en la inoperancia de sus sistemas resignados.

En conclusión.

En «desarmalandia», los jefes de estado pueden tener familiares aventajados, crear redes de prostitución y «bunga-bunga», los partidos políticos agenciarse como nueva sociedad endogámica y aristocrática. Las consecuancias son nulas. Evidentemente no existe el propio freno de poder ser desbancado violentamente, o cuando menos que los problemas sean realmente problemas. La sociedad admite lo inadmisible, replanteandose en su frustración cualquier cosa, pero sin poder hacer realmente nada.

benjamin-franklin

Benjamin Franklin. Excelente estadista, científico e inventor. En el nacimiento de su nación, los EEUU, acertó al considerar los derechos de los individuos frente al poder del estado.

En el colmo, el desarme, no implica la finalización de la violencia. Cualquier país «desarmado» comprende rapidamente que los delincuentes jamás tienen problema para estar armados, y por contra las víctimas siempre los tienen para acabar con sus amenazas. La muertes y la injusticia continúan pero realmente el principal problema, el miedo de los políticos a la sociedad, no se produce. No se engañen, ahí radica toda la cuestión. No es un problema de control de la violencia, sino de violencia para el control; de ahí que algunos confundan el «derecho» de las armas con un «problema».

«»Cualquier sociedad que renuncie a un poco de libertad para ganar un poco de seguridad, no merecen ninguna de las dos cosas«».

Benjamin Franklin.

Un Saludo.

 

 

 

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