«Ideas» según Irene Zoe Alameda…

Publicado: 24 enero, 2013 en Actualidad

Y es que lo tiene todo para triunfar; es «artista»-escritora-, cineasta, mujer, guapa y socialista. En su mundo «progre», con ese currículo, evidentemente no podía pasar desapercibida. En las últimas horas el asunto de la columnista fantasma -una tal Amy Martin- está tomando ribetes cada vez más cómicos. Por supuesto si obviáramos la parte dónde todo este conglomerado perjeñado en la fundación socialista «Ideas», no es más que la antesala de un caso más de corrupción y vaciado de cajones…

Carlos Mulas

Carlos Mulas «Martin» con Bill Clinton. Tiempos felices de fotografías sonrientes. El directo de «Ideas» que pagaba a su «compañera sentimental», merced a la tal Amy Martin. Como reflexión particular, todas estas fundaciones procreadas para dar cobijo a ex-presidentes y ministros, son nidos infectos de corrupción. ¿A quién le puede interesar sin ser corrupto, hablar de la tendencia artística de la revolución de primavera?

La cosa no habría ido a más de no ser por la obcecación de Irene Zoe Alameda y su marido Carlos Mulas, en hacer ver lo imposible como viable. Veámos. El caso es que una tal Amy Martin-Global Observer, columnista de la fundación socialista «Ideas», cobraba jugosamente la publicación de sus artículos -a cual más bobo por cierto- al precio amigo de unos 3000 dólares europeos por evacuación. El montante total hasta la fecha se estima en unos 50000 euros. Como en todos sitios existen chivatos, y desde dentro de la propia organización socialista «Ideas», se suelta el pufo de que la tal Amy Martin no existe, sino que dónde dije digo, digo Diego. Casi en un acto de travestismo político, el chivatazo hace caer en la cuenta de que tanto monta, monta tanto, Amy Martin que Cárlos Mulas. Te han pillado chaval. Pero no. Resulta que el señor Mulas llega incluso a decir que el la ha visto una vez, que si existe, vamos dantesco.

irene-zoe-amy-martin

Ella, la «pseudónima». Amy Irene Zoe-Martin… De estar vivo el gran maestro de corruptos Jesús Gil, le diría sonriente; rubia, golfa… Ahí la tienen, otra progresista-artística, coincidententes todas en su habilidad para ganarse en dinero de los trabajadores sin trabajar. En fín, deléitenos con otra de sus historias increibles… Esto se me asemeja al clan SGAE y sus mentiras piadosas…

Por si fuera poco y ante la avalancha de evidencias, en las últimas horas da un paso adelante la «compañera sentimental» -me encanta esta terminología que alucina entre la progresía, me niego a llamarla esposa, mientras no me resuelvan el trio sorprendente con Amy- de Carlos Mulas, Irene Zoe Alameda. Ella desoyendo que su maridín ya ha dicho que «conoce» a la tal Amy de vista, nos suelta ahora que Amy no es Carlos, sino que es Irene. Que ella está detrás, y que no hay intención de robar, sino de simplemente usar un pseudónimo. Cuán bello es el amor… Por el dinero. Y digo esto pues ni en la abyecta defensa de su «compañero sentimental» lo hace bien. Resulta que a la trama, la escritora en ciernes añade más trama. Genio y figura hasta la sepultura. Crió a Amy Martin en un tiempo en que estaba «separada sentimental y fisicamente de Carlos» Oh.., que además la criatura surgió de su estancia en Nueva York y que era el nombre de una «activista» muy activa de los EEUU Oh.., y que además, si alguien por lejano que fuera creía que era un robo, devolvería el dinero Oh..!!!!!!!!!

Mire usted señora Irene Zoe Alameda, usted es más lista que «cardona», y además nos debe pensar a todos gilipollas. Que usted sea novelista y cineasta, no le da el permiso para convertir en un guión, lo que a todas luces es un robo tamaño. Lo que usted y su «compañero sentimental» han creado, se llama pantalla, y es un viejo robo muy manido. Usted no es genial como se creía, puesto que la han pillado. No pasa más de ser un triste Bárcenas, Juán Guerra, o Bigotes, en una representación por todos conocida: La corrupción.

En fín, que la señora Zoe Alameda nos quiere aleccionar de que parece que no nos hemos dado cuenta de su genialidad, trabajando bajo pseudónimo remunerado, como los grandes escritores de antaño. La realidad, un caso más de socialismo artístico y redistribución de la riqueza por aquellos que dicen estar llenos de sensibilidades progresistas. The show must go on…

Un Saludo.

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